Los métodos para comprar un coche nuevo han ido cambiando a lo largo de los años, y en la última década han ido apareciendo distintas figuras a la más común que era comprar un coche en propiedad. Estas figuras son el leasing y el renting, que permiten al usuario disfrutar de un coche nuevo como si fuera el propietario, aunque no lo sea. En este artículo vamos a analizar cuáles son las diferencias entre el leasing y el renting para que el usuario pueda escoger la opción que más se adecue a sus necesidades.
Principales diferencias entre el leasing y el renting
El leasing y el renting son dos formas de alquiler completamente distintas que mucha gente tiende a confundir porque ambas permiten el disfrute del vehículo como si fuera propio durante un tiempo determinado. Sin embargo, existen muchas diferencias entre ambas.
- Renting. El renting es un contrato de arrendamiento de vehículos que suele durar entre uno y cinco años. Mediante el renting, la parte arrendadora, es decir, el concesionario, pone a disposición de la parte arrendataria, el cliente del concesionario, un vehículo a cambio de que se abone una cuota mensual por su uso y disfrute.
En la cuota mensual están incluidos servicios como el seguro del vehículo, la asistencia en carretera, los diferentes impuestos, el mantenimiento, etc. La principal característica del contrato de renting es que no se transfiere la propiedad del vehículo al arrendatario, solamente se le concede el derecho a usarlo. Por lo tanto, no contempla la opción de comprar el vehículo a la finalización del contrato, aunque si las partes así lo acordasen podría hacerse.
- Leasing. El leasing también es un contrato de arrendamiento, pero financiero, pues la empresa arrendadora tiene la obligación de ofrecer al arrendatario la compra del vehículo cuando haya transcurrido el tiempo estipulado del contrato. Además, y a diferencia del renting, en la cuota que el arrendatario tiene que pagar no se encuentran incluidos los gastos de mantenimiento, seguro, impuestos y demás servicios.
Las cuotas de leasing que se van pagando engloban el precio total del vehículo porque existe la previsión de la compra futura, aunque cuando se produzca la finalización del contrato, el cliente también puede decidir no comprarlo.
Como vemos, la principal diferencia entre el leasing y el renting es que el renting es solo un método de arrendamiento en el que no existe la intención de adquirir el vehículo, mientras que el leasing es una forma de financiación para arrendar un bien con la posibilidad de adquirirlo en propiedad cuando finaliza el contrato. Además, la formalización del contrato también es diferente. En el renting es válida la aceptación mutua entre las partes, mientras que el leasing debe hacerse a través de una entidad financiera.
Leasing y renting para empresas
Existe la creencia de que el renting es más adecuado para particulares y el leasing para las empresas, ya que la ley decía que el vehículo se tenía que utilizar en la actividad profesional o empresarial del cliente. De esta forma, y hasta hace poco tiempo, el leasing sólo podía ser contratado por autónomos y empresas. En la actualidad, ya existe la opción del leasing para particulares.
Lo que está claro es que tanto el leasing como el renting para empresas son servicios que con los años se han ido popularizando gracias a los múltiples beneficios que ofrecen. Mediante estos dos métodos de arrendamiento, las empresas pueden disponer fácilmente de los vehículos que necesiten para desarrollar su actividad profesional sin necesidad de comprarlos, previa formalización de un contrato. No obstante, dependiendo de la finalidad que tenga la empresa para el uso del vehículo, conviene más realizar un contrato de leasing o de renting.
¿Qué escoger, renting o leasing?
Ahora que ya conoces las diferencias entre el leasing y el renting ha llegado el momento de decidir qué método de arrendamiento conviene más a una empresa tenemos que mencionar varios factores. Si lo más importante es la cuestión económica y el cliente desea invertir lo menos posible en un vehículo, el renting es la opción más ventajosa porque incluye todos los gastos de mantenimiento excepto los de combustible y las multas. Además, también es la mejor opción si el cliente no desea gestionar todo lo relativo al seguro del vehículo e impuestos, ya que, como hemos visto, estos gastos los gestiona la empresa arrendadora. Por último, si la prioridad del cliente es cambiar de vehículo cada cierto tiempo, esta también es la opción más ventajosa.
Por el contrario, si lo que se desea es tener un coche en propiedad, la opción más acertada es el leasing, ya que ofrece la posibilidad de comprarlo cuando finalice el contrato. Además, el leasing es el método más rentable si el arrendatario quiere amortizar el vehículo en un plazo largo, a partir de los diez años. En el caso del leasing se pueden deducir fiscalmente todas las cuotas satisfechas, amortización e intereses. En el caso del renting sólo son deducibles fiscalmente las cuotas satisfechas.
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