Nos lo cuenta… Sergi Alonso, CFO de Simplr
Capex y Opex son dos conceptos que manejamos habitualmente durante la gestión financiera de cualquier empresa. Con el Capex (Capital Expenditures) nos referimos a los gastos asociados a la adquisición de productos destinados al uso a largo plazo y el Opex (Operational Expenditures) hace referencia a los gastos operativos del día a día en el desarrollo del negocio. Por ejemplo, el coste de adquisición de maquinaria para una imprenta sería Capex, mientras que el sueldo de la persona que trabaja con esa máquina sería Opex.
Ahora bien, ¿y si pudiéramos convertir parte de los gastos de Capex en Opex? Si en lugar de adquirir equipamiento podemos acceder a él mediante un sistema de suscripción que flexibilice nuestra economía, el capital invertido, en lugar de ir destinado al balance de situación de la compañía como una inversión que hay que amortizar, quedaría reflejado en la cuenta de pérdidas y ganancias como un gasto operativo más al mes.
Y ese cambio ¿cómo nos beneficia?
Ventajas de Opex versus Capex
Principalmente, los beneficios de Opex versus Capex se evidencian a nivel de tesorería, flexibilidad y escalabilidad.
TESORERÍA
La conversión a Opex ahorra un desembolso inicial importante. Evidentemente, si buscamos relajar la tensión de tesorería, es más asumible una suscripción con un coste mensual de 500 euros que un desembolso inicial de 30.000 euros amortizables a 5 años. Y, si el producto ya no nos interesa, se desactiva la suscripción y eliminamos el gasto, así de sencillo.
Es cierto que si, afortunadamente, nuestra empresa va muy holgada económicamente quizás no sea un problema adquirir productos de elevado coste. Pero si nuestro negocio no es un cash generator, seguramente el modelo del pago por uso mediante suscripción nos puede ayudar a mejorar el flujo de tesorería y relajar nuestras finanzas.
Otra ventaja menor a nivel de tesorería, pero que no deja de tener su gracia, es que normalmente una adquisición importante (Capex) requiere ciertas aprobaciones, dependiendo de las dinámicas internas de la empresa. En cambio, un gasto Opex suele ser más fácil de gestionar, es un gasto del día a día que, en el caso de las suscripciones, se puede desactivar en cualquier momento.
La flexibilidad del OpEx
Seguramente la flexibilidad es el mayor argumento a favor de la economía de suscripción. Esta libertad para activar o desactivar la suscripción según nuestras necesidades es la que realmente nos aporta un valor añadido. Se trata de una gran ventaja que no ofrecen otros modelos de gastos Opex como el renting o el leasing.
La libertad del pago por uso es un valor especialmente interesante para las startups y para empresas ya establecidas que quieren emprender un nuevo negocio. En estos casos, en que existe aun una gran incertidumbre a medio y largo plazo, sabemos que el modelo de las suscripciones es el que más se adaptará a las necesidades que tendremos dentro de unos meses. Porque es el más flexible.
ESCALABILIDAD
El modelo de suscripción es mucho más escalable y desescalable que el Capex. Este sistema nos permite incorporar o eliminar productos y servicios en función de nuestro crecimiento, nos acompaña a medida que vayamos evolucionando.
Imaginemos que tenemos una empresa tecnológica y que compramos ordenadores (Capex) cada cuatro años. Según nuestras necesidades, es muy probable que estos equipos se queden obsoletos en solo uno o dos años. En este caso, si convertimos los ordenadores de gasto Capex a Opex mediante la economía de suscripción, podremos renovar fácilmente los equipos y acceder al modelo más actualizado cuando lo necesitemos.
La propiedad de las herramientas de trabajo en ocasiones nos coarta a la hora de escalar y actualizar los equipos.
Otras ventajas del OpEx respecto al CapEx
La mejora del flujo de tesorería, la flexibilidad y la escalabilidad de las que hemos hablado son tres grandes ventajas del Opex versus Capex, pero no son las únicas. Ni mucho menos.
Otro aspecto a tener muy en consideración son los costes asociados a un producto. No ocurre siempre, pero en muchas ocasiones una inversión en Capex comporta unos gastos adicionales en los que necesariamente tendremos que incurrir: los gastos de seguro, impuestos e ITV de un coche; los gastos de mantenimiento o reparación de un ordenador o una maquinaria… En cambio, por regla general las suscripciones ya incluyen estos servicios, por lo que no solo tendremos un gasto asociado menos, sino también una preocupación menos.
La reducción de residuos también es un factor a tener en cuenta. Un producto en propiedad en algún momento acaba su vida útil y se convierte en un desecho. Y, volviendo al ejemplo de los ordenadores, a menudo se trata de residuos contaminantes que requieren un tratamiento especial a la hora de ser eliminados. Una suscripción, en cambio, nos ahorra el trámite de gestionar correctamente el residuo. Además, multiplica la vida útil del producto.
Si hablamos de sostenibilidad, cuando optamos por una suscripción en lugar de Capex, estamos favoreciendo que haya una rotación del producto, que pueda tener más usos en el momento en que lo desactivemos. Con este modelo de pago por uso, en el que desactivamos una suscripción y permitimos que otra persona la disfrute, ponemos nuestro granito de arena para conseguir una economía y un mundo más sostenibles.
Porque en esencia eso es el modelo de suscripción: flexibilidad, libertad y un paso más hacia una economía más solidaria y sostenible.